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LA MARE DE DÉU DE MERITXELL

 

Una escultura románica. Siglo XII.

Es la patrona de Andorra, el pequeño país de los Pirineos.

Varios pueblecillos de humildes pastores situados en unos valles remotos entre montañas consiguieron prosperar independientes de los grandes imperios. El Presidente de la República francesa y el Obispo de la Seu d’Urgell son sus dos copríncipes, herederos de los señores feudales que antaño ostentaron sus derechos sobre los valles. Cada año, los andorranos les entregan la quèstia, un tributo ancestral valorado en 900 pesetas.

Fieles a sus tradiciones, Andorra es hoy una floreciente democracia, un emporio de riqueza, de respeto a la Naturaleza y centro muy importante para la práctica de los deportes de montaña.

Cuenta la tradición que el día de Reyes un pastor, que se dirigía al pueblo de Canillo para asistir a la misa, encontró la imagen de la Virgen bajo un rosal silvestre florido en pleno invierno. Los expertos indican que era una imagen muy antigua, labrada por un carpintero desconocido, quizás en el Siglo IX.

 

Mare de Déu de Meritxell. Andorra.

Mare de Déu de Meritxell. Andorra.

 

Las esculturas románicas tienen un enorme valor artístico y sentimental, ya que son muestra de un arte muy antiguo y objeto del cariño y devoción de sus gentes.

Por eso, cuando el día 9 de septiembre de 1972 el santuario de la Verge de Meritxell se incendió y esta imagen desapareció, todos los andorranos la lloraron.

El santuario ha sido reconstruido, y muchas niñas se llaman Meritxell.

Quedan en nuestra memoria sus fotografías y algunas reproducciones, más o menos precisas, de una imagen que destacaba por sus manos grandes y zuecos de madera en sus pies.